¿Has notado que tus dientes parecen más largos últimamente? ¿O que al cepillarte sientes más sensibilidad de lo normal? Puede que se trate de encías retraídas, un problema más común de lo que imaginas.
Las encías retraídas aparecen cuando el tejido que cubre los dientes se va hacia atrás y deja al descubierto la raíz. Esto no solo cambia el aspecto de tu sonrisa, también puede hacer que sientas molestias con el frío, el calor o incluso al masticar.
En una boca sana, las encías protegen y sujetan los dientes. Cuando se retraen, esa protección desaparece y los dientes quedan más vulnerables a caries, infecciones e incluso a moverse o caerse con el tiempo si no se trata.
Por qué se retraen las encías
Hay varias razones por las que puede ocurrir. En algunos casos es una combinación de varias.
Mucha gente se cepilla con demasiada fuerza pensando que así limpia mejor. Pero cepillarse fuerte con un cepillo duro puede desgastar la encía poco a poco.
Otro motivo muy frecuente es la enfermedad de las encías. Si la placa y el sarro no se eliminan bien, las bacterias inflaman la encía y destruyen el tejido y el hueso que la sostienen.
También influyen otros factores: la genética (hay personas con encías más finas y delicadas), el tabaco, los piercings en la boca, el bruxismo (apretar o rechinar los dientes) o tener los dientes mal alineados.
El signo más evidente es que los dientes parecen más largos. También puedes notar sensibilidad al frío o al calor, sangrado al cepillarte o pequeñas muescas cerca de la raíz del diente. Si no se trata, la retracción puede avanzar sin que te des cuenta y dañar el hueso que sujeta los dientes. Por eso es importante acudir al dentista en cuanto notes algo raro.
Tratamientos para las encías retraídas
La buena noticia es que, aunque el tejido perdido no se recupera por sí solo, hoy en día existen tratamientos muy eficaces.
Si el problema es leve, basta con corregir la forma de cepillarte y hacer una limpieza profesional para eliminar la inflamación.
En casos más avanzados, cuando la raíz está muy expuesta, el dentista puede recomendar un pequeño injerto de encía. Se toma un poco de tejido del propio paciente (normalmente del paladar) y se coloca donde falta para proteger la raíz y mejorar la estética.
Si la causa son los dientes mal alineados o el bruxismo, también conviene solucionarlo con ortodoncia o con una férula de descarga para evitar que la retracción siga avanzando.
Lo más importante es ser delicado con tu boca: Un cepillo suave, una técnica correcta (sin apretar) y visitar al dentista una o dos veces al año.
También conviene dejar el tabaco y, si tienes bruxismo, usar una férula para proteger tus dientes y encías mientras duermes.